AMOR DE HIJO
Era
de tiempo de guerra. En el momento de presentarse el enemigo y cuando ya se oia
de mando del capitán, un joven marinero quería lanzarse al agua donde acababa
de caerse su chaqueta.
El
superior se lo impedía: pero el, frenético, sin escuchar a nadie se echó sobre
las olas, lucho con ellas empeñosamente, hasta que, asegurando su presa volvió
sobre cubierta victoriosa.
Pasada
la contienda, el marinero fue llevado ante un consejo de guerra para que lo
juzgan por insubordinación.
Sabido
es el tremendo rigor de la disciplina militar, y el pobre marinero fue sentenciado
a muerte.
El
presidente del consejo, ante de leerle la sentencia, movido por una viva
curiosidad interrogo al acusado, diciéndole:
-¿Por
qué razón muchacho, conociendo la ordenanza, te empeñaste en salvar esa
chaqueta? ¿no comprendías cuan fácilmente hubieras tenido otra?
El
marinero entonces dijo con voz serena:
Me
hubiera sido fácil, ciertamente, tener otra chaqueta, pero en la bolsa de esta,
llevo el único retrato de mi madre muerta, y este, mi comandante, no hubiera ya
podido reponerla nunca…..
Todos
los miembros del consejo quedaron conmovidos. Sus rudos ojos de viejos lobos de
mar se humedecieron y después de nueva deliberación, el presidente dijo al público:
El
hombre que ama a su madre de este modo, no será capaz nunca capaz de traicionar
a su patria.
¡Muchacho,
eres un héroe! Y el soldado fue
absuelto.
Leave a Comment